Esto te convierte en un amargado

 


Hoy quiero abordar brevemente tres actitudes que pueden influir negativamente en tus relaciones, especialmente con las mujeres. Son patrones de pensamiento que, en mi experiencia, pueden sumergirte en pensamientos y emociones negativas antes de que te des cuenta.


Primero, la comparación puede amargar la vida cuando te sientes solo o sin éxito con las mujeres. Compararte con personas exitosas suele dañar la autoestima en dos formas: afectando la parte física y superficial del éxito, y generando a veces una sensación de superioridad moral. Esta disonancia cognitiva puede impedirnos tomar pasos hacia un cambio más flexible.


Segundo, la rigidez es otra actitud a evitar. A medida que avanzamos en la vida, volverse demasiado pesado y dramático, con una inclinación hacia la inercia, puede limitar la capacidad de cambio. Las personas exitosas en relaciones suelen ser dinámicas, versátiles y optimistas.


La tercera actitud es el resentimiento, que puede colapsar tu mente y emociones tras el fracaso. Esto lleva a pensamientos negativos y, en algunos casos, a alejarse del mundo, las relaciones y las mujeres. El resentimiento es como un tiro en el pie, perjudicándote a ti mismo.


La amargura resultante es una emoción que actúa como un repelente natural en las relaciones. Los amargos pueden hacer sentir mal a los demás sin quererlo, transmitiendo una sensación de vejez, cansancio y aburrimiento. La amargura es lo opuesto a la seducción y tiende a atraer a otros amargos.


Te animo a reflexionar sobre estas actitudes en tu vida, identificar si alguna resuena contigo y entender cómo se van alimentando una tras otra. 

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